Alguna
vez, al clavar una carpa nos hemos encontrado con algo “raro” que se sale de
lo normal: carpas deformadas, con
ulceras extrañas, etc. Sin llegar a daros una verdadera lección de biología o
un tratado de veterinaria, con este articulo os ofrecemos unas sencillas explicaciones
sobre los males que acechan a nuestras queridas carpas y cómo debemos proceder.
En algunos de estos casos no podemos
hacer nada para corregir estas lesiones, pero si podemos evitar algunas. Es
importantísimo señalar que la manipulación de peces debe hacerse con sumo
cuidado y sobre todo si hablamos de grandes carpas. Una caída de las manos, un
coletazo en un suelo pedregoso, manipularla con las manos, el saco de pesaje o
retención secos etc... pueden ocasionar daños irreparables a una carpa. Si
hacemos las cosas bien podremos evitar lesiones a los peces que llevaran
consigo durante toda la vida.
AGENTES
PATÓGENOS EN EL PEZ Y SU MEDIO FÍSICO Y QUÍMICO
Aunque
creamos lo contrario, la mayoría de los seres vivos, somos portadores de
enfermedades. Para entendernos, estamos siempre enfermos, pero no lo percibimos,
ya que nuestro sistema inmunológico está preparado para mantener a raya a estos
agentes patógenos. Basta un solo cambio en este sistema inmunológico para dar
vía libre al ataque de estas enfermedades y mostrar sus síntomas. Si nuestro
sistema inmunológico no se viera afectado por cambios externos, podríamos ser
portadores de enfermedades durante toda nuestra vida sin enterarnos.
Los
peces poseen varias barreras inmunológicas para protegerlos de enfermedades:
escamas y las capas de la piel, además de una mucosidad que actúa de barrera
natural. Es necesario tratar al pez siempre con delicadeza manteniendo siempre
y en todo momento las manos húmedas, mojados los sacos de pesaje o de retención
para recibir el pez y evitar al máximo retirarle inconscientemente esta barrera
natural, so pena de condenar al pez a sufrir enfermedades en la mayoría de los
casos.
Cuando
vemos cientos de carpas boqueando en la superficie, no es un ataque masivo en
las agallas producido por una enfermedad, los orígenes tenemos que buscarlos en
el medio físico donde están las carpas, lo normal, es que sea consecuencia de
falta de oxigeno debido a la acumulación de sustancias toxicas disueltas en el
agua, o exceso de partículas en suspensión.
La
superpoblación en los períodos de sequía, es otra de las consecuencias que
afectan a nuestras carpas: un espacio muy reducido hace que se acumulen todas
las sustancias toxicas disueltas en el agua; abonos, pesticidas, metales
pesados, vertidos incontrolados, las propias sustancias de deshecho producidas
por los peces (amoniaco), el CO2 de la respiración, aumento de la temperatura
del agua, que favorece la putrefacción de los detritus provocando partículas en
suspensión... Todas estas variaciones en el medio físico y químico afectan a los
peces provocándoles cambios en su conducta y debilitándolos, las carpas que se
ven sometidas a estos cambios son potencialmente vulnerables a caer enfermas.
EL
ESTRÉS
Existen
factores que causan un fuerte impacto en los peces: su captura, mala manipulación,
retenerlos mas tiempo del necesario, condiciones ambientales adversas, convivir
en lugar inadecuado cierto tiempo o con especies diferentes.
La
reacción básica ante el estrés es escapar del peligro y preparar el cuerpo para
la huida, lo cual implica liberar hormonas, que canalizan toda la energía del
pez para alimentar los músculos. A la larga esto es perjudicial para su salud
ya que afecta a la osmoregulación (control del equilibrio de cantidad de sales
y agua dentro del pez) y reduce la efectividad del sistema inmunológico natural
del pez.
Si
un pez se ve durante mucho tiempo expuesto a circunstancias estresantes,
llegaría a la extenuación total y moriría después de unos días de forma lenta y
agonizante. Con esto debe quedar patente que evitando al máximo estas
situaciones de estrés, garantizamos su supervivencia.
LESIONES
EXTERNAS.
En
muchas ocasiones podemos encontrarnos con deformaciones que no son producidas
por enfermedades, son otras causas las que pueden provocar este tipo de
anomalías como heridas por peleas, mala manipulación de un pez, que haya sido
victima de una enfermedad y se recuperara, que fuera atacado por un depredador,
etc.... en verdad pueden ser múltiples las causas de estos trastornos. Si
ocasionamos un pequeño o gran daño al pez, este será detectado rápidamente por
sus congéneres, que comenzaran a hostigar al pez herido, aprovechando su
debilidad y no dejándolo que se alimente bien. En la naturaleza impera la ley
del más fuerte y son estos los únicos que sobreviven.
No
debemos conformarnos con manipular bien el pez, hay que mimarlo hasta rayar lo
absurdo. Muchos de nosotros consideramos imprescindibles las cañas el carrete o
el trípode y no existe mayor confusión que esa. Los tres primeros elementos
imprescindibles para la pesca son: una buena sacadera, un buen saco de pesaje y
una buenísima moqueta de recepción. Todas las cañas pescan, la carpa cuando
pica no entiende de marcas de cañas ni de carretes, pero si sufrirá las
consecuencias de una mala manipulación por carecer de una parte esencial del
equipo adecuado.
Existen
unas constantes comunes que muchos pescadores cometen sin darse cuanta y paso a
señalar las más comunes:
- No
poner nunca el pez con el vientre en el suelo, es decir, en posición de
nado, sus espinas no están concebidas para aguantar el peso del pez, lo
único que conseguiríamos es comprimir los órganos internos.
- Variaciones
grandes de temperatura, tanto en invierno como en verano, la temperatura
cambia considerablemente después de los primeros 50 o 70 cm, después
comienza a descender hasta hacerse prácticamente estable a mucha
profundidad, si al sacar los peces los introducimos en un saco de
retención con una cuerda muy corta y lo orillamos, la variación de
temperatura el brutal, ocasionando muchos trastornos al pez.
- Si
pescamos muy profundo, irremediablemente, al sacarlos rápidamente,
sufrirán una descompresión tal que morirán en muy poco tiempo, o si no es
una descompresión brutal, se sentirán desorientados, nadaran de lado....
¡Ojo! Si buscamos los peces en grandes profundidades, dar tiempo a la
lucha para que el pez vaya descomprimiendo conforme sube a superficie.
DEFORMACIONES
Y ENFERMEDADES HEREDITARIAS.
Diversos factores ambientales, como
la contaminación por metales pesados, pesticidas, la temperatura del agua y el
bajo nivel de oxigeno, inciden en el desarrollo de los alevines, y también
ciertas deformaciones pueden estar ocasionadas por trastornos nutricionales.
Existen
una enorme variedad de síntomas, anomalías en la coloración, aletas deformes,
falta de ojos, mandíbulas deformes, pérdida de la vejiga natatoria... Los
gemelos siameses son otra manifestación de este problema, es casi imposible
verlos por que mueren de inanición en esas condiciones.
Las
variaciones de temperatura durante el desarrollo de los alevines, causan
deformaciones en la columna vertebral. Otro de los factores más comunes que
causan anomalías en los peces son los pesticidas, los abonos de los campos y
los metales pesados, debemos recordar los kilos de plomo que están depositados
dentro del agua de un pantano y aunque creáis que no una mínima parte se
disuelve.
En
nuestras manos no está el remedio para evitar estas anomalías, ya que en un 99%
se evitarían mejorando la calidad de las aguas, poniendo depuradoras, evitando
vertidos, o controlando las cantidades de abonos y pesticidas que se usan en el
campo.
PROBLEMAS
DE NUTRICION.
Muchas
veces los animales, en su afán por alimentarse, se acostumbran al alimento
fácil servido por los humanos en los estanques, charcas, ríos, etc.. y ello
conlleva una serie de graves consecuencias.
Si la dieta es deficiente en
proteínas, entorpece el ritmo de crecimiento y causa una curvatura en la
columna vertebral. Un exceso de hidratos de carbonos o grasas produce
trastornos en el hígado, anemia, y aumenta la vulnerabilidad a ciertas
enfermedades. La falta de vitamina A entorpece el crecimiento y produce
ceguera, así como hemorragias en la base de las aletas. La carencia de vitamina
B ocasiona anomalías en la coloración y pautas de movimiento, extrema agitación
y períodos de parálisis. La ausencia de vitamina C causa deficiencia
en las aletas, erosiones en la cabeza y la línea lateral.
Estas
anomalías afectan poco o muy poco a los peces en estado salvaje, pero en
ocasiones como las citadas anteriormente pueden llegar a ser preocupantes.
A
continuación os mostramos unas tablas con las enfermedades debidas a bacterias
y virus, así como los principales parásitos que pueden atacar a los peces.
ENFERMEDAD DEL ALGODÓN
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Es una enfermedad producida por bacterias,
que pueden atacar diferentes partes del cuerpo como la piel, la boca o las
aletas provocando su podredumbre. Los síntomas iniciales son habitualmente la
aparición de manchas blanquecinas alrededor de la boca, las aletas o en
cualquier parte del pez. A medida que la infección va extendiéndose aparecen
las típicas formaciones algodonosas, con ulceras rojas en el cuerpo y aletas
deshilachadas.
La causa mas común es un cambio repentino
de la calidad del agua y una excesiva densidad de peces termina por contagiar
muchos a la vez.
El tratamiento para esta enfermedad es con
antibióticos de amplio espectro. En estado natural lo mejor es dejar el pez
libre ya que su sistema inmunológico terminará, en la mayoría de los casos,
por controlar y erradicar esta enfermedad.
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HONGOS
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Existen unas 50.000 especies de hongos y
aunque creamos que son plantas no tienen clorofila y no pueden fabricar su
propio alimento. Unos hongos se alimentan de la descomposición de sustancias
orgánicas muertas, contribuyendo a su descomposición, otros, en cambio,
parasitan en animales y plantas. Tienen una amplia gama de tamaños, desde los
mas diminutos microscópicos, hasta las mas grandes setas. Los que afectan a
los peces, están compuestos por unas diminutas hebras que se entretejen
formando una alfombra. Los hongos solo pueden afectar mediante lesiones en la
piel, pero una vez dentro son capaces de horadar hasta los tejidos internos
mediante encimas especiales.
Los hongos siempre están presente en todas
las aguas de nuestros embalses, las esporas son las encargadas de trasmitir
la enfermedad de unos peces a otros, lo normal es que no se manifiesten, ya
que son fácilmente mantenidos a raya por el sistema inmunológico, sobre todo
por la capa de mucosidad que poseen las carpas. Cuando se manifiestan se
observan excrecencias o masas algodonosas de color gris, marrones o blanco en
la piel y las aletas. Cabe destacar también que los hongos también afectan a
la puesta de huevos, causando verdaderos estragos y echándola a perder en
ocasiones. Los hongos también son muy oportunistas y aprovecharan cualquier
tipo de ulcera o herida para instalarse fácilmente e invadir el pez.
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HIDROPESÍA.
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Está producido por infecciones bacterianas o de virus y también por
trastornos nutricionales. Las carpas acumulan líquido dentro de su cavidad
corporal. Los síntomas que podemos observar en los peces son: vientre
excesivamente hinchado, escamas erizadas y levantadas, enrojecimiento en el
ano o en la base de las aletas y ojos muy saltones.
El tratamiento ante esta enfermedad es
complicado, pasaría por llevarnos el pez, mantenerlo en condiciones de agua
estables y proporcionarle la mejor alimentación posible, así como, tratarlo
con una antibiótico de amplio espectro, siempre y cuando sea de origen
bacteriano, si es de origen vírico no podemos hacer nada, únicamente
extraerle el liquido del interior del cuerpo con una jeringuilla, pero si no
hemos estudiado veterinaria, mejor dejarlo.
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EXOFTALMIA.
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Es la acumulación de líquidos en el ojo o los ojos, que sobresalen anormalmente y se debe a diversos factores: infección bacteriana, parásitos, mala calidad del agua o trastornos metabólicos internos del pez.
No es una enfermedad sumamente infecciosa,
es un trastorno que persiste durante poco tiempo y desaparece, muy rara vez
resulta mortal.
La curación es con antibióticos, pero lo
normal es no hacer nada y curaran en poco tiempo.
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VIRUELA DE LA CARPA.
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En el cuerpo y las aletas aparecen
excrecencias o bultos de color blanco, grises o rojos. Los peces parecen
haber sido rociados irregularmente por estos bultos, que en ocasiones pueden
ser muy pronunciados.
Esta enfermedad suele atacar de forma muy
virulenta, para después remitir y desaparecer, y en casos contados, volver a
aparecer manifestándose en fechas posteriores. No suele ser muy infecciosa
contagiando a otros peces y en muy raras ocasiones conduce a la muerte.
No existe un tratamiento adecuado, pero
como hemos indicado no supone ningún motivo de preocupación y el pez no sufre
dolor alguno.
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TUMORES Y LINFOSITOSIS.
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Suelen ser causas de diversos factores ambientales, como contaminación química del agua o infecciones víricas, siendo la primera de estas la causa mas frecuente de aparición de tumores en las carpas.
Los tumores son bultos o excrecencias
anormales que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque sean más
evidentes en la piel o las aletas, pueden estar afectando también los órganos
internos. Normalmente empiezan formándose pequeños quistes blancos, que van
aumentando de tamaño durante semanas o meses.
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LERNEOSIS
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Es un parásito alargado con dos bolsas de huevos en su parte posterior, que entra a través de las escamas, produciendo una ulcera claramente visible, y se ancla al huésped por unos ganchos que posee en su cabeza, llegando incluso a los órganos internos del pez. Si la invasión no es muy elevada, no suele causar mucho trastorno, pero puede llegar a invadir completamente el pez provocándole perdida de peso e incluso, muy raramente, la muerte.
Es un problema muy frecuente en todos los
ciprínidos y las llagas son lentas de curar. Los peces que poseen estos
parásitos suelen frotarse con las piedras, ramas o con el fondo para
aliviarse del picor. Es un parásito que puede verse a simple vista ya que
cuelgan del cuerpo del pez.
Podemos extraer los parásitos sujetándolos
cerca de su cabeza y tirando con firmeza, no debemos dejar parte del cuerpo
del parásito dentro del cuerpo del pez, y asegurarnos de haber extraído los
garfios con los que sujeta. Después de esto desinfectaremos las heridas
producidas con algún antiséptico, klinick o betadine gel.
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SANGUIJUELAS.
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Pueden llegar a medir hasta 5 mm de longitud y podemos encontrarlas sujetas firmemente a la piel, las aletas y agallas. Los peces muy infectados presentan extrema delgadez y decaimiento. Se alimentan de sangre y líquidos de los tejidos del pez. Una sola sanguijuela es capaz de succionar 10 veces el peso de su cuerpo en sangre y poder subsistir después durante varios meses sin instalarse después en otro huésped. En los puntos de fijación, se producen zonas enrojecidas que tienen grandes de posibilidades de ser infectadas por hongos.
Podemos desprenderlas fácilmente del pez
añadiendo un poco de vinagre o sal, pero ojo, de que no llegue nunca a las
agallas y los ojos del pez. Lo mejor es dejar todo como estaba, ya que máximo
en tres días abandonará el pez.
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PIOJO DE LOS PECES.
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Es causado por un crustáceo llamado
Argulus, pero al que todos conocen como piojo de los peces. Tiene forma
redonda con una pequeña cola dividida en tres partes, con pintas oscuras por
el centro de su cuerpo y dos ojos bien diferenciados. No suele pasar como
máximo de los 10 mm. Se engancha a la piel o las agallas por un par de
ventosas y se alimenta de sangre, clavando un órgano bucal dentro de la piel
del pez, lo cual produce una intensa irritación en los peces, que hace que
salten fuera del agua o se rasquen con las rocas llegando a provocarles
ulceras. En el punto de fijación del parásito suelen aparecer hongos e
infecciones. Al alimentarse de sangre son portadores de enfermedades de un
pez a otro.
Su tratamiento es muy difícil, extraer los
piojos manualmente, o tendríamos que tratar el pez con un insecticida
específico llamado triclorfón, durante bastante tiempo o un baño de
permanganato potásico, según unas ciertas proporciones adecuadas.
|
Al
igual que yo, todos somos aficionados a un deporte que nos apasiona. Sabemos
que nuestra filosofía no es la de sacrificar una captura por muy mal que se
encuentre (aunque sea esto lo que aconsejen los científicos) Somos aficionados
a la pesca, no biólogos, ni veterinarios, ni científicos, ni expertos en
patología animal, por lo que nos será realmente difícil interpretar ciertas
enfermedades. Sin tomar muestras de los tejidos para llevarlos a un laboratorio
y analizarlos, discernir correctamente el mal de un pez a simple vista es
imposible; por consiguiente, si nos encontramos en casos realmente graves
nuestro proceder será el dejar actuar a la naturaleza tal y como lo viene
haciendo durante millones de años.
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