Blog de Mostachon; articulos, preguntas y respuesta sobre la fabricacion de cebos, el carpfishing y Mostabait

jueves, 11 de mayo de 2023

PSICOPESCA

DANIEL ARROTERME 

NOS DEJA ESTE ARTICULO Y TIENE A BIEN COMPARTIRLOS CON TODOS NOSOTROS, SE NECESITAN MAS PERSONAS QUE SIGAN SU EJEMPLO Y DESEEN COMPARTIR INFORMACION.


PSICOPESCANDO parte I: El pez.



INTRODUCCIÓN.

Dentro del mundo de la pesca y, en nuestro caso, el carpfishing, nos llegamos a plantear en muchísimas ocasiones el comportamiento de los peces... Preguntas como "¿Por qué no picarán?" o "¿Tan desconfiados son los peces en este sitio?" son dos ejemplos que hemos oído e incluso dicho en multitud de ocasiones en nuestras sesiones.

No debemos olvidar algo importante (quizás lo más importante), y es que los peces, son eso: peces. ¡Y son animales! Aunque a veces nos olvidemos de ello, comen como animales, se mueven como animales, piensan como animales y viven como animales. No podemos negar la existencia de los instintos que mueven al reino animal, instintos relacionados con necesidades básicas y que, en cierto modo, les hacen reaccionar de manera casi inconsciente. Al igual que el toro corre hacia lo que se mueve, el perro muerde el juguete porque el ruido se asemeja a una presa o el salmón salta río arriba para reproducirse aun habiendo otros lugares, los peces que intentamos pescar también se mueven por instintos, instintos de supervivencia, de alimentación y sexuales (entre otros).

Así, dentro del comportamiento de los animales (¡ojo!, las personas también somos animales), podemos encontrar alguna información que nos puede ser de utilidad en nuestras jornadas de pesca... De esta manera, y aunque en la pesca no todo sigue una norma ni ley establecida, podemos basarnos en muchas ciencias, incluyendo la psicología (que es importante comentar que, al contrario de lo que muchas personas creen, es una ciencia). ¿Quieres saber cómo se relaciona la psicología con los animales? ¿Te gustaría saber en qué se basan sus comportamientos? ¿Tienes interés en cómo podrías afectar tú mismo a esos comportamientos? Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, sigue leyendo…

¿CÓMO APRENDEN LOS ANIMALES?

Muchos de los que estáis leyendo estas líneas habréis oído o leído el nombre de Pavlov o “el perro de Pavlov” en algún momento. Este psicólogo, podría considerarse como el "padre" del condicionamiento clásico. Pero, ¿qué es eso de condicionamiento clásico? Sin entrar en términos, vamos a explicarlo de manera breve para que todo el mundo pueda entenderlo.

Pavlov realizó un experimento con un perro: Se dio cuenta que el perro salivaba (es decir, que "se le hacía la boca agua", que babeaba) cada vez que veía la comida, así que hizo unas pruebas... Hacía sonar una campana e, inmediatamente después, le ponía comida al perro. El perro, lógicamente, salivaba al ver la comida. Pero este proceso de "campana-comida" se siguió repitiendo durante días, semanas... ¿Qué creéis que ocurrió al final? Al final, Pavlov hacía sonar la campana y, aunque no hubiese comida, el perro salivaba; había creado una asociación, un vínculo, que antes no existía; había conseguido que algo que antes, para el perro, no tenía ningún sentido, ahora le haga salivar (asociaba sonido con alimento, estímulo-respuesta).

Lógicamente esto llamó la atención de muchos otros psicólogos y entre unos y otros, fueron aclarando algunas características. Algunas de las que nos interesan a nosotros como pescadores es que esas relaciones aprendidas son difíciles de olvidar y que lo que se ha aprendido se puede generalizar (por ejemplo, en el caso del perro, si oía otra campana, seguiría pensando en la comida). Seguro que ya estáis pensando cositas…



¿DE QUÉ MANERA NOS SIRVE EN LA PESCA?

Vamos por partes:

- Lo primero que decimos arriba: Los vínculos aprendidos (sobre todo los aprendidos de manera bastante fuerte) son difíciles de olvidar. ¿Qué podemos decir de esto? Desde mi punto de vista, muchas cosas, pero me voy a basar en las tres más importantes:

1.      Cuantas más veces se pincha un pez, más asocia el aroma, tipo de cebo, forma o cualquiera de sus características, con la clavada. Así que, cuantas más veces se realice, más difícil será coger ese pez (porque, por lógica, huirá de ello si no le sale rentable).

2.      Cuantas más veces encuentre un pez comida en un sitio, más veces va a ir en busca de ella. ¿Por qué? Porque va a asociar ese lugar a un sitio donde puede comer tranquilo. Este punto nos lo podemos guardar bastante bien para los cebados/cebaderos… Si cebas algún tiempo antes de la sesión, lógicamente habrá peces. Pero si cebas todas las semanas (o días alternos, por ejemplo) en el mismo sitio, en el mismo punto, relacionará el mismo lugar con comida y acudirá a comer confiado sin temor.

3.      Siguiendo con el punto anterior… ¡También lo asociará con el olor! El pez asociará ese “olor” de comida (de el maíz fermentado, el pan, la fresa…) con comida, con comida segura (sin que me pinchen) y con un lugar al que acudir cuando se tiene hambre. Aunque, ¿cómo podemos explicar que un pez que nunca ha comido piña piquen a piña (por ejemplo)? La respuesta a esta pregunta da, incluso, para otro artículo más donde podríamos hablar sobre cómo y por qué comen los peces “sabores” y “olores” que no están en su dieta natural.

4.      ¡El sonido! Seguro que habéis oído alguna vez (sobre todo a pescadores de coup) decir lo típico de “tira unas piedrecitas que vengan los peces” o algo parecido. Pues no están mal encaminados. Si nosotros creamos una asociación entre ruido y comida (como el perro de Pavlov, pero en nuestro caso, en lugar de una campana, el sonido del alimento al caer al agua) lo suficientemente fuerte (es decir, repitiéndolo muchas veces, muchos días), el pez, cuando oiga el sonido, lo tendrá asociado a la comida y acudirá.

5.      Los peces se crían en el agua (algo obvio), ¡y en esa agua suele haber partículas disueltas! Normalmente, cuando la gente va a pescar, suele echar al agua maíz, engodos, masillas, pan, aromas… En fin, multitud de productos. No podemos olvidar que los alevines que viven en esas aguas, simplemente por estar en esas aguas, se alimentan (incluso con la mera “respiración”) de esas partículas tomándolas como algo natural y normal en su ambiente. Con esta idea, podemos equilibrar la balanza a nuestro favor, proporcionando a los peces las partículas que, desde alevines, han conocido como alimento seguro.

- En cuanto a lo segundo (poder generalizar lo aprendido), creo que con que volvamos a leer el punto 3 que hay arriba, sería suficiente. Oír algo parecido a la comida cayendo al agua y pensar que es comida. ¿Hay algo más claro que este ejemplo de generalización? Estamos hablando del mismo ejemplo de asociar sonido a comida del perro de Pavlov.

Estos son algunos (de los muchos) ejemplos que podemos poner. Yo, personalmente, he llegado a ver esta asociación en algunos sitios de manera mucho más exagerada. Por ejemplo, en un pantano de mi zona, hace años picaban los peces siempre a los pellets de halibut. ¿Qué ocurrió? Pues que todo el mundo iba con los mismos pellets para poder pescar siempre. Ibas al pantano, ponías un cebo cualquiera y, cansando de que no picasen (o que no picasen tantos como querías), ponías un pellet de halibut con el resultado del pez en la moqueta al poco tiempo. Ahora imaginad esto multiplicado por cientos de personas todos los fines de semana (y los que irían en día de diario). Al final los peces asociaron ese cebo con el peligro y, ¡sorpresa!, dejaron de picar. No obstante, aunque esto sólo sean conjeturas (puede que, por ejemplo, los peces hicieran otra asociación por un déficit nutricional al comer siempre lo mismo, por un aumento de grasa en el cuerpo, por enfermedades hepáticas, o por mil opciones más), puede servirnos de ejemplo. Además, debemos tener en cuenta que, cuanto más viejos son los peces, normalmente (no siempre ocurre así, pues hay sitios con gran presión de pesca donde la norma no se cumple) más difíciles son de pescar; al fin y al cabo, tienen más experiencia y han aprendido más de sus instintos que otros peces con menor edad.



CONCLUSIONES.

Como vemos, conociendo el comportamiento animal, se puede actuar, en cierto modo, a nuestro favor. Esto no quiere decir que siempre funcione, la naturaleza siempre será un misterio y dentro de los animales, aunque los tomemos como un colectivo, cada sujeto es distinto, llegando a actuar de manera diferente a sus iguales ante una misma situación.

Pero bueno, no todo el aprendizaje va a ser por pensar que A lleva a B (el sonido de la campana, a la comida)… Los animales, también aprenden a través de la experiencia, a través del ensayo y error e incluso ¡por observación! Por eso, tenemos que tener en cuenta muchos más factores.

Dentro de las decenas, cientos o miles de factores que pueden influir en nuestra pesca, no podemos dejar pasar uno bastante importante: ¡Nosotros mismos como personas con pensamientos e ideas! Pero, para eso, tendremos que esperar a la segunda parte de este “Psicopescando”.

Mientras tanto, sólo queda lanzaros un saludo, desearos buena pesca y nos vemos…

¡por las orillas!