DANIEL ARROTERME
NOS DEJA ESTE ARTICULO Y TIENE A BIEN COMPARTIRLOS CON TODOS NOSOTROS, SE NECESITAN MAS PERSONAS QUE SIGAN SU EJEMPLO Y DESEEN COMPARTIR INFORMACION.
PSICOPESCANDO
parte I: El pez.
INTRODUCCIÓN.
Dentro del mundo
de la pesca y, en nuestro caso, el carpfishing, nos llegamos a plantear en
muchísimas ocasiones el comportamiento de los peces... Preguntas como
"¿Por qué no picarán?" o "¿Tan desconfiados son los peces en
este sitio?" son dos ejemplos que hemos oído e incluso dicho en multitud
de ocasiones en nuestras sesiones.
No debemos olvidar
algo importante (quizás lo más importante), y es que los peces, son eso: peces.
¡Y son animales! Aunque a veces nos olvidemos de ello, comen como animales, se
mueven como animales, piensan como animales y viven como animales. No podemos
negar la existencia de los instintos que mueven al reino animal, instintos
relacionados con necesidades básicas y que, en cierto modo, les hacen
reaccionar de manera casi inconsciente. Al igual que el toro corre hacia lo que
se mueve, el perro muerde el juguete porque el ruido se asemeja a una presa o
el salmón salta río arriba para reproducirse aun habiendo otros lugares, los
peces que intentamos pescar también se mueven por instintos, instintos de
supervivencia, de alimentación y sexuales (entre otros).
Así, dentro del
comportamiento de los animales (¡ojo!, las personas también somos animales),
podemos encontrar alguna información que nos puede ser de utilidad en nuestras
jornadas de pesca... De esta manera, y aunque en la pesca no todo sigue una
norma ni ley establecida, podemos basarnos en muchas ciencias, incluyendo la
psicología (que es importante comentar que, al contrario de lo que muchas
personas creen, es una ciencia). ¿Quieres saber cómo se relaciona la psicología
con los animales? ¿Te gustaría saber en qué se basan sus comportamientos?
¿Tienes interés en cómo podrías afectar tú mismo a esos comportamientos? Si has
respondido que sí a alguna de estas preguntas, sigue leyendo…
¿CÓMO
APRENDEN LOS ANIMALES?
Muchos de los que
estáis leyendo estas líneas habréis oído o leído el nombre de Pavlov o “el
perro de Pavlov” en algún momento. Este psicólogo, podría considerarse como el
"padre" del condicionamiento clásico. Pero, ¿qué es eso de
condicionamiento clásico? Sin entrar en términos, vamos a explicarlo de manera
breve para que todo el mundo pueda entenderlo.
Pavlov realizó un
experimento con un perro: Se dio cuenta que el perro salivaba (es decir, que
"se le hacía la boca agua", que babeaba) cada vez que veía la comida,
así que hizo unas pruebas... Hacía sonar una campana e, inmediatamente después,
le ponía comida al perro. El perro, lógicamente, salivaba al ver la comida.
Pero este proceso de "campana-comida" se siguió repitiendo durante
días, semanas... ¿Qué creéis que ocurrió al final? Al final, Pavlov hacía sonar
la campana y, aunque no hubiese comida, el perro salivaba; había creado una
asociación, un vínculo, que antes no existía; había conseguido que algo que
antes, para el perro, no tenía ningún sentido, ahora le haga salivar (asociaba
sonido con alimento, estímulo-respuesta).
Lógicamente esto
llamó la atención de muchos otros psicólogos y entre unos y otros, fueron
aclarando algunas características. Algunas de las que nos interesan a nosotros
como pescadores es que esas relaciones aprendidas son difíciles de olvidar y
que lo que se ha aprendido se puede generalizar (por ejemplo, en el caso del
perro, si oía otra campana, seguiría pensando en la comida). Seguro que ya
estáis pensando cositas…
¿DE
QUÉ MANERA NOS SIRVE EN LA PESCA?
Vamos por partes:
- Lo primero que
decimos arriba: Los vínculos aprendidos (sobre todo los aprendidos de manera
bastante fuerte) son difíciles de olvidar. ¿Qué podemos decir de esto? Desde mi
punto de vista, muchas cosas, pero me voy a basar en las tres más importantes:
1. Cuantas
más veces se pincha un pez, más asocia el aroma, tipo de cebo, forma o
cualquiera de sus características, con la clavada. Así que, cuantas más veces
se realice, más difícil será coger ese pez (porque, por lógica, huirá de ello
si no le sale rentable).
2. Cuantas
más veces encuentre un pez comida en un sitio, más veces va a ir en busca de
ella. ¿Por qué? Porque va a asociar ese lugar a un sitio donde puede comer
tranquilo. Este punto nos lo podemos guardar bastante bien para los
cebados/cebaderos… Si cebas algún tiempo antes de la sesión, lógicamente habrá
peces. Pero si cebas todas las semanas (o días alternos, por ejemplo) en el
mismo sitio, en el mismo punto, relacionará el mismo lugar con comida y acudirá
a comer confiado sin temor.
3. Siguiendo
con el punto anterior… ¡También lo asociará con el olor! El pez asociará ese
“olor” de comida (de el maíz fermentado, el pan, la fresa…) con comida, con
comida segura (sin que me pinchen) y con un lugar al que acudir cuando se tiene
hambre. Aunque, ¿cómo podemos explicar que un pez que nunca ha comido piña
piquen a piña (por ejemplo)? La respuesta a esta pregunta da, incluso, para
otro artículo más donde podríamos hablar sobre cómo y por qué comen los peces
“sabores” y “olores” que no están en su dieta natural.
4. ¡El
sonido! Seguro que habéis oído alguna vez (sobre todo a pescadores de coup)
decir lo típico de “tira unas piedrecitas que vengan los peces” o algo
parecido. Pues no están mal encaminados. Si nosotros creamos una asociación
entre ruido y comida (como el perro de Pavlov, pero en nuestro caso, en lugar
de una campana, el sonido del alimento al caer al agua) lo suficientemente
fuerte (es decir, repitiéndolo muchas veces, muchos días), el pez, cuando oiga
el sonido, lo tendrá asociado a la comida y acudirá.
5. Los
peces se crían en el agua (algo obvio), ¡y en esa agua suele haber partículas
disueltas! Normalmente, cuando la gente va a pescar, suele echar al agua maíz,
engodos, masillas, pan, aromas… En fin, multitud de productos. No podemos
olvidar que los alevines que viven en esas aguas, simplemente por estar en esas
aguas, se alimentan (incluso con la mera “respiración”) de esas partículas
tomándolas como algo natural y normal en su ambiente. Con esta idea, podemos
equilibrar la balanza a nuestro favor, proporcionando a los peces las
partículas que, desde alevines, han conocido como alimento seguro.
- En cuanto a lo
segundo (poder generalizar lo aprendido), creo que con que volvamos a leer el
punto 3 que hay arriba, sería suficiente. Oír algo parecido a la comida cayendo
al agua y pensar que es comida. ¿Hay algo más claro que este ejemplo de
generalización? Estamos hablando del mismo ejemplo de asociar sonido a comida
del perro de Pavlov.
Estos son algunos
(de los muchos) ejemplos que podemos poner. Yo, personalmente, he llegado a ver
esta asociación en algunos sitios de manera mucho más exagerada. Por ejemplo,
en un pantano de mi zona, hace años picaban los peces siempre a los pellets de
halibut. ¿Qué ocurrió? Pues que todo el mundo iba con los mismos pellets para
poder pescar siempre. Ibas al pantano, ponías un cebo cualquiera y, cansando de
que no picasen (o que no picasen tantos como querías), ponías un pellet de
halibut con el resultado del pez en la moqueta al poco tiempo. Ahora imaginad
esto multiplicado por cientos de personas todos los fines de semana (y los que
irían en día de diario). Al final los peces asociaron ese cebo con el peligro
y, ¡sorpresa!, dejaron de picar. No obstante, aunque esto sólo sean conjeturas
(puede que, por ejemplo, los peces hicieran otra asociación por un déficit
nutricional al comer siempre lo mismo, por un aumento de grasa en el cuerpo,
por enfermedades hepáticas, o por mil opciones más), puede servirnos de
ejemplo. Además, debemos tener en cuenta que, cuanto más viejos son los peces,
normalmente (no siempre ocurre así, pues hay sitios con gran presión de pesca
donde la norma no se cumple) más difíciles son de pescar; al fin y al cabo,
tienen más experiencia y han aprendido más de sus instintos que otros peces con
menor edad.
CONCLUSIONES.
Como vemos,
conociendo el comportamiento animal, se puede actuar, en cierto modo, a nuestro
favor. Esto no quiere decir que siempre funcione, la naturaleza siempre será un
misterio y dentro de los animales, aunque los tomemos como un colectivo, cada
sujeto es distinto, llegando a actuar de manera diferente a sus iguales ante
una misma situación.
Pero bueno, no
todo el aprendizaje va a ser por pensar que A lleva a B (el sonido de la
campana, a la comida)… Los animales, también aprenden a través de la
experiencia, a través del ensayo y error e incluso ¡por observación! Por eso,
tenemos que tener en cuenta muchos más factores.
Dentro de las
decenas, cientos o miles de factores que pueden influir en nuestra pesca, no
podemos dejar pasar uno bastante importante: ¡Nosotros mismos como personas con
pensamientos e ideas! Pero, para eso, tendremos que esperar a la segunda parte
de este “Psicopescando”.